Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amen Filipenses 3:20-21

CANAAN ES LUGAR DE DESCANSO

En el versículo 9 del capítulo 4 de la carta a los Hebreos, leemos: “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios”. El libro de Josué forma dos partes distintas.

Los doce primeros capítulos narran las guerras y triunfos del pueblo de Dios; los otros doce capítulos nos hablan del descanso que obtuvieron en Canaán. Así también muchos obreros evangélicos se gastan físicamente en obras materiales en el servicio de Dios. Tratan de hacer algo por Dios en lugar de permitir a Dios que El obre y actúa por ellos. Todavía no han entrado en Su descanso. El Sr. Hudson Taylor fue un ejemplo admirable de una persona, que ha entrado en su descanso. Fue uno de los más insignes misioneros, fundador de la obra llamada Misión interna de la China. En su juventud era persona incansable y siempre oprimida por la ansia de convertir almas, y su fama en las iglesias e influencia en ellas de grande servicio para el evangelio. Las cartas que se han guardado, muestran la angustia de su alma. Ansiaba la victoria en si mismo y en su obra misionera. Pero en 1869 se realizó un gran cambio en su vida. Un compañero suyo escribió de él: “Ahora es un hombre alegre, feliz y radiante en su vida cristiana. Hasta últimamente, no tenía paz ni descanso en su aflicción por los pecadores. Pero ahora descansa en el poder de Jesús y le deja a El dirigir su trabajo, y esta es la gran diferencia. Ahora cuando dirige las reuniones, parece poseído de un nuevo poder y en los negocios de la vida práctica manifiesta una paz admirable. Ya no le afligen las pruebas como antes. Ha puesto sus cuidados en manos de Dios en forma diferente y dado más tiempo a la oración….para dar a otros el agua de vida eterna.” En una carta a su hermana le explicaba en detalle ese nuevo punto de vista en la forma siguiente: “Me convencí de mi ingratitud, de mi peligro y del pecado implícito en no vivir más de cerca de Dios. Oré, agonicé, trabajé, ayuné, hice muchas resoluciones, leí con más instancia la Palabra de Dios, tomé más tiempo para la meditación y plegarias, pero todo en vano”. “Pero cuando mi angustia llegaba a su colmo, una frase en la carta de mi compañero Sr. McCarthy quitó las escamas de mis ojos y el Espíritu de Dios me manifestó la gran verdad de que somos una sola cosa con Jesús, como yo no lo había entendido antes. Esto me escribió él: ¿Cómo podemos avivar nuestra fe? No con nuestro propio esfuerzo, sino descansando y fiando en Aquel, que es fiel.” Al leerlo, lo entendí todo: si no creemos, El todavía permanece fiel. Miré a Jesucristo y vi (y cuando lo vi, ¡oh, qué gran gozo sentí!) pues Jesús había dicho: Nunca os dejaré solos. ¡Ah, esto es descanso! Me he angustiado en vano en buscarle. Ya no lo haré más. ¿No nos ha prometido El morar con nosotros?”. La parte más dulce, si uno puede hablar de una verdad más dulce que otra, es el descanso y contentamiento que una completa identificación con todo poder para cumplir su voluntad, y esta voluntad es la mía. Ya no me interesa a donde o cómo El me dirija. A El le toca decirlo, más que a mí. En las cosas fáciles, El me dará su gracia y en las más difíciles, también su gracia me sustentará. A mi criado le importa poco que yo le mande a comprar un artículo de poco precio u otro de más valor. En ambos casos, espera le dé el dinero, y me trae lo comprado. Así también, si Dios me coloca en una situación difícil, ¿no es El quién me guiará? Y en caso de gran perplejidad, ¿quién me alentará? Y en circunstancias penosas y abrumadoras, ¿quién me confrontará? Sus recursos infinitos son míos y todo esto nos viene con la identificación de nuestra alma con Cristo”. Lo que Dios hizo por el Sr. Hudson Taylor y otros muchos creyentes, esto hará también en nosotros a medida que aprendamos a identificarnos con El.

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