Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amen Filipenses 3:20-21

SALVACION POR GRACIA

La salvación es enteramente y en todas sus partes obra de la gracia de Dios. No tiene que ver nada con esfuerzos o méritos humanos. Dios no nos salva en consideración de quienes somos, o por lo que hemos hecho.

Somos salvos completa y exclusivamente a base de lo que Jesucristo hizo por nosotros en el Calvario. No nos salvamos por nuestras obras, sino a causa de su obra completamente terminada. (Juan 19:30.) Esta grande verdad la hallamos claramente definida en (Romanos 11:5 y 6). Así también, aún en este tiempo han quedado reliquias por la elección de gracia. Y si por gracia, luego no por las obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por la obra ya no es obra. La gracia y nuestras obras se excluyen mutuamente. No pueden mezclarse. Cesa de ser gracia, cuando le queremos añadir obras, méritos o la ley. Entre el Cristianismo y todas las demás religiones existen dos diferencias notables. Una es que el Cristianismo tiene un Señor vivo y resucitado, que triunfó de la muerte, la sepultura y el infierno. Ninguna otra religión puede mostrar a su fundador resucitado. La otra diferencia es que las otras religiones humanas mandan a sus seguidores diciéndoles: “Haced esto y seréis salvos”. Sólo el Cristianismo nos dice: “Acepta lo que está hecho.” Nos dirige a la obra terminada de Cristo. En nuestro mundo muchos son los que creen que deben hacer algo para ganarse el favor de Dios con peregrinaciones, ofrenda de cirios, oraciones especiales y hasta quizás con el sacrificio de los hijos. El pecador cree que tiene que dar algo para reconciliarse con Dios, cuando de verdad ya estamos reconciliados con El por medio de la muerte de su Hijo santísimo. Dios en Cristo reconcilió al mundo consigo (2 de Corintios 5:19.) Cristo es propiciación por los pecados de todo el mundo. (1Juan 2:2). Somos justificados gratuitamente por medio de la redención que está en Cristo Jesús. (Romanos 3:24.) Por tanto, Dios continua siendo santo y justo, cuando justifica en Cristo al más vil pecador (Romanos 3:26). La salvación es “don gratuito” de Dios. (Romanos 5:15 al 18). No podemos merecer o pagar por un don, pues entonces cesa de ser don. Cuando empecemos a comprender la grandeza de ese don de Dios, entonces nos daremos cuenta de nuestra necedad en quererlo obtener por medio de nuestros esfuerzos. Cuando el Espíritu Santo abre nuestros ojos para ver lo que lo que Cristo ha hecho por nosotros, entonces vemos que le insultamos, cuando queremos pagar por la salvación que El pago con su sangre. Hay cristianos que se glorían de que no viven bajo la ley, cuando en verdad viven bajo ella. Vivimos bajo ley, cuando creemos que Dios nos bendice, porque somos buenos. Vivimos bajo ley cuando damos diezmos para que Dios nos dé más. Vivimos bajo ley cuando oramos como por obligación. En gracia la oración es dulce privilegio de conversar con nuestro Padre celestial. Vivimos bajo ley, cuando aceptamos premios o incentivos por aprender de memoria versículos de la Santa Biblia. En gracia, la leemos movidos del amor que tenemos a su Autor. Vivimos bajo ley, cuado testificamos por Dios para cumplir un deber. En gracia lo hacemos constreñidos del amor de Cristo. La ley se funda en consideraciones externas. La gracia mueve el corazón.

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