Jesús nos dice: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” (Mateo 2:14), abundando siempre (1 de Corintios 15:58).
Debemos trabajar en la salvación, que Dios opera en nosotros. (Filipenses 2:12 y 13). Cada criatura debería ser un testigo de Cristo, lleno de su espíritu. (Hechos 1:8). Un testigo es quien dice lo que sabe. Si realmente conocemos a Jesucristo, tendremos grande gozo en hablar a otros de El, y de su gracia redentora, y no nos contendremos solamente con los que nos rodean. Todo el mundo es nuestro objetivo. (Mateo 13:38). Dios amó al mundo entero. (Juan 3:16). Jesús murió por los pecados de todo el mundo. (1 de Juan 2:2) y nuestro Señor ve las multitudes que perecen. Y tiene compasión de ellas. (Mateo 9:36). A medida que nos ponemos en harmonía con el plan y voluntad de Dios, más celaremos para tomar parte en la evangelización del mundo.