Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amen Filipenses 3:20-21

ADEREZAS MESA DELANTE DE MI EN PRESENCIA DE MIS ANGUSTIADORES

¡TODOS LOS DIAS DE MI VIDA!”
            Efectivamente, a pesar de todos mis enemigos, por fuertes que sean, El me ha preparado una mesa donde puedo alimentar mi vida espiritual con todos los recursos celestiales.
El problema que surge es: ¿Cómo se alimenta uno en esa mesa que El ha preparado?  Es mucho más fácil buscar a otras personas para que nos ayuden cuando surgen grandes calamidades que tomar tiempo para sentarnos y alimentarnos en la mesa de Dios. La mesa ha sido aderezada con el Pan de Vida de Dios, el Señor Jesucristo. Alimentarnos de esta mesa significa “comer” a Cristo por medio de la lectura de la Palabra de Dios, la Biblia.
            Con frecuencia se oye decir: “Realmente no me gusta leer o estudiar la Biblia; no saco mucho provecho de ella”. Sin embargo, esta misma persona acude a la Palabra de Dios cuando tiene problemas, diciendo con desesperación: “Ahora Dios tiene que dirigirme, tiene que contestar mi oración”.  Esa es la actitud del que es sumamente pobre, aquel que no tiene ningún recurso de que valerse. Cuando adoptamos esa actitud, ¿podría alguien imaginarse que somos hijos del Rey de reyes y Señor de señores? ¿Se daría alguien cuenta que el Señor Jesucristo resucitado realmente vive en nosotros?
            ¿Que se puede hacer para cambiar ese errado concepto en cuanto al funcionamiento de la Palabra de Dios?  En Juan 16:13 Jesús dice: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad”, ¡Qué concepto más profundo!  Cuando El, el Espíritu de verdad, haya venido – pero ¿realmente ha venido? ¡Si! Vino por primera vez en ese maravilloso Día de Pentecostés.  Entonces, el día que usted recibió al Señor Jesucristo en su vida, estableció su hogar en usted con el propósito de vivir la vida  de Cristo a través de usted.  Ha venido para morar en nosotros, aun en este siglo XX.  ¿Con qué propósito?  “Cuando venga… él os guará a toda la verdad”, ¿Por qué, entonces hemos de implorarle a Dios que haga  lo que ya ha hecho?
            ¿Alguna vez se ha atrevido a apropiarse de la realidad de esta experiencia y darle las gracias al Señor Jesús por la venida del Espíritu Santo a su vida con el único propósito de guiarle a toda la verdad?  Déle las gracias por la manera en que lo va a dirigir a la porción bíblica que necesita en la hora de prueba.  Con esto no quiero decir que puede abrir la Biblia a ciegas y dejar caer su dedo sobre cualquier pasaje. Pero al abrir su Biblia para la lectura y estudio diarios, agradézcale a Dios la manera en que va a dirigirlo a la verdad que usted necesita descubrir.
            Alguien dirá: “¿no es ser presuntuoso esto?” ¿Acaso lo es recibir un regalo que alguien le ofrezca?  Al recibir un regalo de un amigo, se le dice, en síntesis:”Te tengo confianza; ¡muchísimas gracias!”  ¿Por cuánto tiempo no le hemos hecho caso a estas promesas de Dios?  Estos son los regalos que salen de su corazón para el nuestro.  ¿Qué haría usted si después de haberle dado un gran regalo a un amigo, éste no le hiciera caso ni a usted ni al regalo?  Por lo menos, ¡lo consideraría un descortés!
            ¿En alguna ocasión, en medio de duras pruebas, se ha sentado a la mesa de Dios y sido alimentado por el Espíritu de Dios con su Palabra?  ¡Que bendición!  Pero permítame advertirle una vez más; no espere gozar de la realidad de este principio sin primero haber pasado por lo portales de los versículos anteriores.  Recuerde, El es el Pastor;  nosotros no somos más que sus ovejas, pero El ha aderezado su mesa delante de nosotros para que nos alimentemos en ella para nuestro bien y deleite.  Así como está escrito en el Salmo 1:2 en cuanto al justo: “En la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche”.  

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