Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amen Filipenses 3:20-21

Capítulo 10

Segunda parte
Fundación de Constantinopla. División del imperio. Supresión del paganismo. Controversias y concilios. Nacimiento del monacato.


Roma esta situada geográficamente sobre una extensa llanura expuesta a las invasiones, por lo que Constantino ubicó la nueva capital en Bizancio –ciudad griega-, lugar fortificado por la naturaleza, rara vez saqueada.
También considero que Roma seguía siendo una ciudad pagana y deseaba una capital sin tantas tradiciones. Se le llamo Constantinopla –la ciudad de Constantino-, en la actualidad Estambul, Turquía.
Las relaciones entre el emperador y la iglesia a través del patriarca (título dado al obispo), eran excelentes, se apoyaba a la iglesia pero era opacada por el poder del estado. Se volvió sierva del estado debido también al carácter sumiso de su gente.
En Constantinopla se erigió un templo llamado Santa Sofía “Sagrada Sabiduría, construido por Constantino y reconstruido por el emperador Justiniano –destruido por un incendio-, templo de una magnificencia que supero a cualquier otro de su época. Fue la catedral del cristianismo por once siglos hasta 1453 d.C., donde fue convertida en una mezquita por los turcos hasta la actualidad.
Debido a la enorme extensión del imperio y el acoso de los bárbaros, Diocleciano inició la división de autoridad en 305 d.C., también Constantino nombró emperadores asociados y en 375 d.C., Teodosio finalizó la separación. Se formaron dos imperios: Imperio Oriental y Occidental separados por el Mar Adriático. Al Oriental se le denominaban griego y al Occidental latino.
A pesar del reconocimiento y apoyo a la iglesia cristiana, Constantino permitía la adoración pagana en templos, quito la adoración a la imagen del emperador pero mostraba tolerancia a religiones y alentaba
la conversión de sus súbditos mediante la evangelización. Como emperador retuvo títulos paganos como el de “pontifex maximus” “sumo pontífice”. Este título se aplico a todos los papas.
Los emperadores subsecuentes de Constantino, no fueron tolerantes con el paganismo. Impusieron leyes opresivas, suspendieron las donaciones a templos o sacerdotes paganos transfiriéndose a los templos cristianos. Se suspendieron los sacrificios y ritos de adoración. El hijo de Constantino llego mas lejos, ordeno pena de muerte y confisco las propiedades de los adoradores de ídolos. El paganismo en el curso de tres o cuatro generaciones llego a su fin, con algunos mártires pero nada comparado con el número de mártires cristianos durante doscientos años. Algunos de los templos paganos se utilizaron en la iglesia, otros se derrumbaron. Por ley no se podía escribir ni hablar nada en contra de la religión cristiana. Se quemaron todos los libros de la oposición.
Ya no existía oposición para la iglesia en el paganismo ahora se enfrentaba a una nueva lucha, la del pensamiento. Se dieron tres grandes controversias que movieron los cimientos de la iglesia. Se hicieron los concilios donde solo los obispos tenían voto.
La primera fue sobre la doctrina de la Trinidad relación del Padre y del Hijo . Arrio, presbítero de Alejandría, alrededor de 318 d.C., afirmaba que Cristo era inferior a Dios, por lo que no era eterno en existencia ya que tenía un principio. Atanasio diacono de Alejandría, afirmaba la unidad del Padre y del Hijo, la deidad de Cristo y su eternidad. Esta controversia dio paso a un concilio de obispos en Nicea, Bitinia, en 325 d.C. Atanasio logro que no se aceptaran las enseñanzas de Arrio, a pesar de no tener voto. Este victoria le costo el destierro en cinco ocasiones, las mismas veces que fue repatriado. Un amigo le dijo: Atanasio, tienes a todo el mundo en contra tuya” y el respondió: “Sea así, Atanasio contra el mundo”. Murió en Alejandría en 373 d.C.
La segunda controversia fue sobre la naturaleza de Cristo. Apolinario, obispo de Laodicea (360 d.C.), afirmaba que la naturaleza divina tomo la naturaleza humana de Cristo, que Jesús en la tierra no era hombre, sino Dios en forma humana. Sus opositores sostenían que Jesucristo era Dios y hombre, deidad y humanidad en una naturaleza. El concilio condenó al obispo Apolinario en 381 d.C., y le obligo al retiro de la iglesia.
La tercera controversia se inicio en la iglesia occidental y fue sobre el pecado y la salvación. Pelagio, monje que llego a Roma de Gran Bretaña en 410 d.C., decía que el pecado de Adán no recaía sobre nosotros, sino que se tenía el libre albedrío ya fuera para pecado o justicia. San Agustín, la mayor inteligencia después de San Pablo, sostenía que en el pecado de Adán, el genero humano peco. La humanidad no se podía salvar por si sola sino por la voluntad de Dios, quien es el que escoge a los que se han de salvar. En 418 d.C., el concilio de Cartago condenó la idea de Pelagio y la teología de San Agustín vino a ser regla de ortodoxia en iglesia. En tiempos modernos con Arminio en Holanda (1600) y Juan Wesley en el siglo dieciocho hubo alejamiento de la doctrina agustina.
En la Edad Media se dio el nacimiento del espíritu monástico y alcanzo proporciones inmensas. En la iglesia primitiva se vivía en familia y eran miembros de la sociedad en general.
Al convertirse el cristianismo en religión, la frivolidad prevaleció y el descontento de aquellos creyentes que anhelaban una vida espiritual, se retiraban solos o en grupos. Se dedicaban a la oración y los hábitos contemplativos. Este sistema de vida se inició en Egipto.
Alrededor de 320 d.C. hubo una persona que llamo la atención sobre su sistema de vida, fue Antonio y miles siguieron su ejemplo. Vivió solo en una cueva en Egipto, era conocido y reverenciado por su sencillez y pureza de su carácter. Las cuevas del norte de Egipto se llenaron con sus seguidores y se les llamaba “anacoretas” (retiro). Los que formaban comunidades eran llamados “cenobitas”. A partir de ahí muchas personas adoptaron la vida Un monje sirio llamado Simón, apodado “del pilar”, salió del monasterio en 423 d.C., y vivió durante treinta y siete años en pilares que construía, el más alto medio sesenta pies de altura y cuatro de ancho. Miles siguieron su ejemplo y Siria tuvo muchos santos de los pilares. Este movimiento se expandió más despacio en Europa. Fueron establecidos monasterios donde la oración y el trabajo estaban unidos. La Ley de Benedicto fue la base para la organización y dirección de los monasterios en Occidente, se promulgó en 529 d.C.

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