Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amen Filipenses 3:20-21

Capitulo 2

Primer Período.
La iglesia pentecostal
Desde la ascensión de Cristo (30d.C) hasta la predicación de Esteban (35d.C.)

Todo aquel que cree en Jesús como el Hijo de Dios y lo acepta como su Señor y Salvador, habiéndole confesado sus pecados y en obediencia, forma la iglesia cristiana en todo tiempo.
Con el día de Pentecostés se da inicio a un movimiento, cincuenta días después de la resurrección de
Cristo y de diez días de su ascensión al trono. Los discípulos escogidos por Jesús eran fieles creyentes de que El era el Mesías prometido en el Antiguo Testamento.
Jesús les pidió no divulgarlo hasta que recibieran el bautismo del Espíritu Santo y después serían sus testigos ante el mundo.
El día de Pentecostés sus seguidores oraban (ciento veinte) cuando el Espíritu Santo vino sobre ellos y en su experiencia vieron descender lenguas de fuego de lo alto y se posaron sobre sus cabezas. En ese momento Dios les ilumino su mente, les dio un nuevo concepto del Reino de Dios y un poder para llevar la Palabra,
El Espíritu Santo ha morado desde entonces en la iglesia. La iglesia no como institución u organización sino como posesión de cada verdadero creyente conforme a su fe. A la confraternidad de esos primeros años se le llamo “la iglesia pentecostal”.
Durante los primero años la iglesia se limitó a Jerusalén y sus alrededores. No hay ninguna constancia de que a Jesús se le venerara como el Mesías en otras partes.
Todos los miembros de la iglesia eran judíos, que no pensaban ni remotamente en que los gentiles se les podrían unir. Los judíos representados en la iglesia, se dividían en tres clases: Los hebreos eran de raza pura israelita asentados en Palestina por varias generaciones. Los judíos- griegos, descendientes de la dispersión (helenistas). Los prosélitos eran personas de sangre extranjera que renunciaban al paganismo, seguían la ley judaica y el rito de la circuncisión. Otro grupo que los judíos aceptaban en la sinagoga pero no los consideraban de su pueblo eran los “Temerosos de Dios”, gentiles que no adoraban ya a ídolos pero no seguían la ley del judaísmo ni se circuncidaban.
En esa época era una iglesia pequeña, todos de una misma raza y ciudad, en el mismo espíritu, obedientes a la voluntad de su Señor, de acuerdo a Hechos el apóstol Pedro era el líder indiscutible de la congregación y a su lado el espiritual Juan.
Pedro en sus discursos hizo resaltar tres doctrinas esenciales. La primera y la mayor era el carácter mesiánico de Jesús, la segunda era la resurrección de Jesús y la tercera la Segunda Venida de Jesús. La doctrina sistemática la desarrollo el apóstol Pablo posteriormente.
El testimonio de los miembros de la iglesia era el arma con que se había de llevar el mundo a los pies de Cristo. Se contaban con ciento veinte discípulos que predicaban el evangelio que por su testimonio el número de testigos aumentaba, sin haber distinción entre laicos y clérigos. Un ejemplo es Esteban que siendo laico se levanto como predicador.
Dios siempre respaldo a los apóstoles y al grupo de la iglesia, ya que los prodigios y milagros llamaban la atención y abrían los corazones de las multitudes a la fe de Cristo.
Era una iglesia unida en amor, gozo y, en especial el interés por los miembros necesitados.
A pesar de ser una iglesia poderosa en fe, testimonio y amor la iglesia pentecostal tenía un defecto y, era su falta de celo misionero, por lo que Dios permitió la persecución que la hizo salir a otros pueblos y llevar la Palabra.

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