Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amen Filipenses 3:20-21

Capítulo 8

Tercera parte
Desarrollo de sectas y herejías. Condición de la iglesia.

El desarrollo de sectas y herejías se dio a raíz del progreso de la doctrina teológica. En el momento en que la iglesia tenía en su mayoría griegos –griegos místicos de Asia Menor-, se iniciaron opiniones y teorías opuestas a la Palabra.
Por lo que la iglesia no solo luchó contra el paganismo sino contra grupos corruptos en su interior.
De las sectas había cuatro principales: Gnósticos (gr. gnosis “sabiduría”) era un grupo no definido en sus ideas, combinaban el cristianismo con el paganismo, para ellos había un Dios que daba un sinnúmero de deidades inferiores –benéficas y maléficas-, y a través de éstas el mundo tenía una mezcla del bien y del mal. Decían que en Jesús moró por algún tiempo la divinidad por una de estas emanaciones. A las Escrituras le daban la interpretación que más acomodaba al que las leía.
Maniqueos. (origen persa), fundada por Mani de donde proviene su nombre. Muerto en 276 d.C., por el gobierno persa. Creían en la dualidad espiritual, dos reinos –luz y tinieblas-, quienes luchan por el dominio de la naturaleza y del hombre. No creían en Jesús pero si en un “Cristo celestial”. Vivían separados y no contraían matrimonio. San Agustín fue maniqueo antes de su conversión.
Montanistas su nombre viene de su fundador Montano, la iglesia los condeno aún cuando no se les puede llamar herejes. Eran puritanos que deseaban vivir con la sencillez de los cristianos primitivos. No creían en las órdenes del ministerio pero si en el sacerdocio de los creyentes. Tenía una disciplina férrea. Los dones de profecía los tenían como privilegios y contaban entre su grupo muchos profetas y profetisas. Tertuliano un principal entre los padres primitivos abrazó sus ideas y escribió en defensa de ellos. Juan Wesley aprobó a Montano y a sus ideas, también Harnack, eminente erudito moderno las aprobó.
De estos grupos ya no existen escritos que permitan formar una opinión real, lo que se sabe de ellos es por lo que se escribió en su contra.
En la época de la persecución la iglesia se mantenía purificada, ya que los que no eran sinceros de corazón se alejaban. No se unían a la iglesia por interés económico o social y los débiles espirituales abandonaban pronto la iglesia –la cizaña se separaba del trigo-. Se convirtió en una iglesia organizada –a pesar de cismas y sectas-, una en su doctrina, su sistema y su espíritu, como un ejército disciplinado,
unidos bajo una dirección firme, todo lo contrario al Imperio Romano organizado por fuera pero decadente por dentro.
Gibbon, historiador de la época primitiva calculaba el número de cristianos en la décima parte de la población. En la actualidad se calcula el número de creyentes y simpatizantes en la mitad de los cientos veinte millones que era el Imperio Romano, se ha hecho es base a lo encontrado en las catacumbas, donde hay registros

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