Nuestra voluntad debe situarse entre la fe y la obediencia. Puede ser que creamos en Dios y que la Santa Biblia es la Palabra de Dios.
Acaso también creemos en un cielo prometido y en un infierno que evitar. Santiago nos dice que también los demonios creen y tiemblan. (Santiago 2:19). Pero si creemos sinceramente con el corazón, la fe nos obligará a actuar, y querremos en verdad hacer la voluntad de Dios, y la cumpliremos. Jesús dijo: “Y no queréis venir a mi, para que tengáis vida.” (Juan 5:40). Lloró sobre la ciudad de Jerusalén porque no le querían aceptar. (Mateo 23:27). La oferta gratuita de salvación es para todos “Y el que oye, diga: Ven.” (Apocalipsis 22:17). Josue dijo: “Escoged hoy a quién queréis servir.” Ruth y Orpha tuvieron que decidir si seguirían a Dios o volverían atrás. Orpha volvió a la gentilidad, y Ruth se unió al Dios de los Judíos. (Ruth 1:14 al 18.) El hijo pródigo en tierra lejana tuvo que decidir: “Me levantará e iré a mi Padre” (Lucas 15:18) El pecador tiene que decidir ir a Cristo.
Igualmente el cristiano tiene que decidir andar con Dios. Tiene que querer hacerla voluntad de Dios. 8Juan 7:17.) Tiene que aceptar el costo y pagar el precio. (Lucas 14:28.) Tiene que poner su rostro como un pedernal. (Isaías 50:7.) Tiene que decir como Jesús: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.” (Juan 4:34.) Tiene también que decir como el apóstol Pablo: “Más de ninguna cosa hago caso, ni estimo mi vida preciosa para mí mismo; solamente que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.” (Hechos 20:24.)
