Si una cosa es más importante que otra para el cristiano en su vida práctica es esta, que se sature y se llene de la Palabra de Dios.
Como niños recién nacidos hemos de desear la leche nutritiva de la Palabra. (1 de Pedro 2:2). Jesús nos enseñó: “
No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” (Mateo 4:4). La Palabra de Dios nos nutre como carne (Hebreos 5:12). Es más dulce que la miel del panal (Salmo 19:19). No podemos vivir la vida cristiana sin alimento espiritual, así como no podemos vivir la vida del cuerpo sin alimento físico. Los Navegantes tienen un quíntuple programa en su estudio de la Santa Biblia, (Cuéntalos con los dedos de la mano.) La Palabra de Dios se ha de oír. (Romanos 10:17), se ha de leer (Apocalipsis 1:3), se ha de estudiar (2 de Timoteo 2:15), se ha de aprender de memoria (Salmo 119:11), y se ha de meditar de día y de noche (Salmo 1, 2 y 3). Nos hemos de saturar de la Palabra. “Lámpara es a mis pies tu palabra; y lumbrera a mi camino.” (Salmo 119:105). El Sr. Moody lo comprendió así: “El libro de la Biblia te prevendrá contra el pecado; y el pecado te prevendrá contra el libro de la Biblia.”
